Aún no os he
hablado de ello, pero me encanta hacer maquetas, sí ya se, hay muchos tipos de
maquetas y seguro que estáis pensando en los packs que venden en cajas con
todas las piezas incluidas, listas para separar, limar, pegar y pintar y la
verdad, es que no son de ese tipo. He de confesar que si de pequeña me hubieran
regalado una de estas cajas, me da igual que hubiera sido de un tren, de un
helicóptero o de un carro de combate, hubiera sido la niña más feliz del mundo.
Esta afición
viene de hace aproximadamente unos 15 años, si habéis oído bien, quince años.
Mi marido es arquitecto y desde que le conozco participa en concursos de ideas,
con la exigencia de tiempo y dedicación que ello conlleva, es decir, trabajar
contrarreloj fines de semana y alargar mucho las jornadas si hace falta y como
os podéis imaginar toda ayuda es poca. Así me encontré un día, llegaba la fecha
de entrega de un concurso y querían incluir unas fotos de una maqueta en los
paneles (os hablo de cuando se tenían que llevar los carretes de fotos a una
tienda para su revelado y literalmente se pegaban), pero no había tiempo y me
preguntaron ¿qué tal se te dan las manualidades? … ese fue el comienzo.
Resultó que no
se me daba mal del todo, y tengo que decir a mi favor que tengo mucha paciencia
y un buen pulso, de modo que ahí sigo, ayudándole con las maquetas que hagan
falta, ya sea para un concurso o para un proyecto.
En estos años,
he tenido ocasión de averiguar muchas cosas, algunas gracias a trucos que me
han ido contando en tiendas especializadas y que les agradeceré siempre y otras
simplemente con aquello de “prueba y error”.
Con esta
entrada, sólo quería haceros partícipe del porqué de nuevos post que iré
subiendo en la sección de varios y que intentaré alternar con nuevas
recetas.
Espero que os
guste tanto como a mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario