Llevaba
varias semanas arrastrando un catarro que aún insiste en quedarse, se acercaba
el fin de semana y me apetecía mucho un plato de cuchara. Me acordé que tenía
en casa carillas, una variedad de judías que son habituales en la zona del
pueblo de mi madre, una preciosidad de lugar cerca de Talavera de la Reina, en
Toledo, pero no las había preparado nunca, la he visto cocinarlas muchas veces,
pero no recordaba los pasos, así que lo único que faltaba era que mi madre me
diera la receta, cogí el teléfono y en unos minutos estaba tomando nota de los
ingredientes, fui a comprar los que me faltaban y me dispuse el domingo pasado
a prepararlas.
Para
mí es un plato especial, no es una receta más de legumbres, mi abuela, le
enseño a mi madre a prepararlas, mi madre nos las preparaba cuando eramos niños
siguiendo esos mismos pasos y ahora era yo la que las estaba preparando en
casa, además ni mi marido ni mi hijo habían comido nunca esta variedad de
judías.
Para
los que no la conocéis, es una judía de color blanca, pequeña y tienen en la
parte interior una marca de color negro que las hace inconfundibles.
Salieron
deliciosas, muy ricas y las costillas estaban para chuparse los dedos, hasta mi
hijo que nunca quiso probarlas (las costillas) esta vez se animó y le gustaron
mucho.
Carillas estilo “mi
abuela”
Ingredientes:
400 gr de
judías carillas
1 cebolla pequeña
1 cabeza de
ajos
2 ó 3 hojas
de laurel
2 patatas
medianas
2 chorizos
300 gr
costillas de cerdo ibérico adobadas
150 gr de
tocino salado ibérico
Aceite de
oliva
1 cuharadita
de pimentón dulce de la Vera
1 ajo extra
Sal y 1
pastilla de caldo de carne
Preparación:
Primero de todo
necesitamos un bol grande donde poner en remojo desde la noche anterior
nuestras judías carillas en agua fría y sin sal.
Antes de comenzar tenéis
que saber que os llevará entre 2 horas y 2 horas y media aproximadamente, así
que aseguraros de que tenéis tiempo por delante, lo bueno es que podéis hacer
otras cosas mientras tanto, pues no es necesario que estéis clavados delante de
la olla todo el tiempo.
Al día siguiente y para
empezar su preparación, escurrimos las judías siempre en agua fría y las lavamos varias veces y cuando las tengamos
limpias las pasamos a una olla grande con bastante agua fría para su cocción,
incorporamos la cebolla entera o cortada por la mitad, a la que previamente
hemos quitado la cascara y la limpiamos bajo el grifo. La cabeza de ajos la
dejamos entera, quitamos con las manos todas las capas de pieles que podamos y
la lavamos bajo el grifo y la metemos también en la olla.
A continuación vamos
introduciendo el resto de ingredientes, las costillas cortadas en trozos, los
chorizos y el tocino cortado en trozos. También añadimos las hojas de laurel
después de lavarlas bajo el grifo. Tapamos un poco con una tapa y dejamos que
cuezan a fuego medio durante una hora y cuarto aproximadamente. De vez en
cuando vamos moviendo sólo de las asas.
Mientras tanto en una
sartén pequeña, ponemos a calentar unas tres cucharadas de aceite de oliva,
pelamos el ajo que teníamos aparte y lo cortamos en láminas, cuando el aceite
esté caliente ponemos el ajo a dorar, con cuidado de que no se queme. Después retiramos del fuego y reservamos
hasta que se enfríe.
Una vez frío añadimos
nuestra cucharadita de pimentón de la Vera y lo disolvemos (si el aceite
estuviera caliente podría quemarse el pimentón). Una vez disuelto lo
incorporamos a la olla, moviendo para que ligue bien con el resto de los
ingredientes.
El siguiente paso sería
pelar, lavar y cortar nuestras patatas que estarán listas en unos 30 minutos, y
si las hubiéramos echado al principio, se habrían deshecho. Ahora también
podemos incorporar si lo deseamos una pastilla del caldo de carne.
Vamos probando de vez en
cuanto y probablemente, no necesiten que echemos sal, puesto que el pimentón,
el tocino, el chorizo, las costillas y también las pastillas de caldo ya le
aportan sal a nuestro guiso y es mejor pecar de soso que de salado.
Dependerá de las judías,
pero aproximadamente unas dos horas serán necesarias para que queden tiernas.
Observaciones:
Al comienzo cuando aún
están todos los ingredientes crudos, es normal que salga una especie de espuma
oscura que podemos ir retirando con una espátula o cuchara, pero es sólo al
principio.
Si durante la cocción
necesitáis incorporar agua (durante la cocción se evapora bastante) podéis
incorporar agua fría aumentando a la vez la intensidad del fuego para que no
baje la temperatura del guiso.
Es una alubia, con un
sabor muy fino, y que van muy bien si decidís incorporar al tiempo que la
patata o bien sustituirla, un puñado de arroz. Mi madre las hacía así de vez en
cuando y estaban de rechupete.
Yo he cocido junto con
las alubias toda la carne que lleva (costillas, chorizo y tocino) porque son de
mi carnicero de confianza, son de cerdo ibérico y no llevan exceso de pimentón
ni tampoco de grasa, pero si preferís podéis darlos un hervor en una cacerola a
parte para que suelte toda la grasa y después incorporarlo a la cacerola.
Animaros con este plato, ya
empieza a hacer frío y apetece un plato calentito. Acompañarlas con un buen pan y una buena compañía y a disfrutar desde la primera a la última cucharada.
La cocina de las abuelas la mejor gracias por compartirla hoy me toca por capricho de la hija de mi jefes hacerlas por que la encantan y me piden hacerlas muy ricas asique la receta de tu abuelita me biene de lujo se ven deliciosas las hare al pie de letra gracias buen dia
ResponderEliminarGracias a ti, Ana. Espero que te salieran muy ricas.
ResponderEliminarHuy si hoy me las pidieron de nuevo fueron un exito gracias a ti y tu linda abuelita ellas si saben como hacer de las comidas un lujo . Buen dia
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